Lograr el cultivo de especies marinas tan apetecidas como el pargo lunarejo alejaría el país de esquemas de sobreexplotación que ponen en riesgo las poblaciones de estas especies.
Así lo sostiene el zootecnista Pablo César Castro, de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Palmira, quien realizó su trabajo de pasantía en la Estación de Acuicultura Marina de Bahía Málaga, municipio de Buenaventura. Allí colaboró con los avances para obtener larvas y alevinos del pargo lunarejo, además de cultivar cepas de microalgas como alimento vivo.
Desde hace 15 años, este centro, perteneciente a la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (Aunap), trabaja por la investigación en torno a la reproducción de peces marinos como alternativa productiva para la región. Sin embargo faltan recursos y apoyo para fortalecer esta apuesta productiva para la economía de las zonas costeras del país.
El zootecnista Castro sostiene que en Colombia el sector de la piscicultura está centrado en especies de agua dulce, dejando de lado las oportunidades que le representa el acceso a dos océanos: el Pacífico y el Atlántico.
Reproducción inducida
Según explica el investigador, los estudios han venido consolidando conocimientos en torno a la reproducción y la alimentación que necesitan los peces en sus diferentes etapas.
Inicialmente el trabajo consiste en pescar y elegir los parentales “padres”, a los que se les inyectan hormonas para inducir su reproducción. En seguida los peces son confinados en tanques para el cortejo, la expulsión y la fecundación de las ovas de las cuales eclosionan las larvas.
Cuando las larvas se transforman en peces (alevines) se dejan en jaulas flotantes en el mar para que alcancen su peso final. A lo largo de este proceso los peces son alimentados con diferentes concentrados que varían su contenido nutricional según la etapa en que se encuentren.
Según el zootecnista de la U.N., los progresos en la Estación permitieron llegar a la producción de entre 30 mil y 50 mil larvas de lunarejo por cada ciclo. Sin embargo es difícil que los peces alcancen su etapa final porque faltan recursos que permitan avanzar en estudios complementarios que determinen de forma ideal las necesidades nutritivas de esta especie.
Otro asunto a mejorar son los estudios en ingeniería para el desarrollo de instalaciones flotantes fabricadas con las especificaciones de durabilidad y resistencia que soporten las condiciones del Pacífico colombiano.
“Cada 4 días o cada semana se llegan a producir en la Estación entre 10.000 y 15.000 m3 de microalgas, de alimento vivo para las larvas. Estos importantes avances se deben consolidar con más apoyos en cuanto a recursos”, asegura el egresado de la U.N.
Una vez estandarizados estos procesos, el objetivo principal será la transferencia tecnológica para fomentar la producción del pargo lunarejo en comunidades de pescadores, población costera y futuros empresarios.
Según el profesor José Ader Gómez, investigador de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la U.N., países como México han logrado, a través de estudios similares, avanzar en la producción comercial del pargo lunarejo.
“Falta inversión del Estado, investigación sobre procesos productivos de las especies existentes en los océanos de Colombia, capacitación para los futuros profesionales de producción animal, y además avances en estudios de ingeniería de las instalaciones marinas”, asegura el profesor Gómez.
Según explica el docente, en Europa se trabaja en la producción de otras especies en instalaciones dentro del mar, pero para llegar a esos niveles son necesarios planteamientos de ingeniería más complejos y una mayor disponibilidad de recursos económicos.